martes, 21 de febrero de 2012

Conoce los Mitos Del Dolor En Odontología

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Los mitos, en distintos contextos pueden significar varias cosas, se pueden considerar envolturas simbólicas de una verdad, narraciones de hechos sobrenaturales, o pueden formar parte del sistema religioso de una cultura, la cual los considera historias verdaderas. Así mismo se postula que los mitos sirven para transmitir roles y símbolos de características arquetípicas.
El dolor odontológico parecería referirse solamente a ese dolor físico que refiere alguna estructura del sistema estomatognático, pero cuando se enfrenta en la consulta, se encuentra que no sólo se refiere a una respuesta estructural. Se suele ver traslapado en el sufrimiento que acarrea la ignorancia metafísica, presente en el ser humano por un desconocimiento o un conocimiento imperfecto de la naturaleza de las cosas. No corresponde sólo al dolor estructural, sino que a menudo es una modulación o traducción de su sentido, un dolor acrecentado que resulta de violentar el movimiento rítmico entre bienestar y malestar con el que convivimos.

Sensación psicológica de desagrado añadido (tristeza, ira, frustración) que surge cuando nos resistimos a lo que sucede y pretendemos otra cosa; derivado en un rechazo rotundo al sufrimiento y una búsqueda crispada por el placer. Así cada "dolor de muela" se hace único e irrepetible. "Vieron (los habitantes de Macondo) un Melquíades juvenil, repuesto, desarrugado, con una dentadura nueva y radiante. Quienes recordaban sus encías destruidas por el escorbuto, sus mejillas fláccidas y sus labios marchitos, se estremecieron de pavor ante aquella prueba terminante de los poderes sobrenaturales del gitano". En resumen, Melquíades terminó sacándose los dientes y envejeciendo de pronto, pero luego se los puso otra vez y sonrió con el poder restaurado de su juventud. Sí, el hombre envejece cuando sus dientes no se reponen.

García Márquez lo sabe bien. Perder un diente es también una metáfora de "la caída del poder". Joyce y Nabokov lo sabían bien, habían perdido la dentadura antes de cumplir los cincuenta años y no se ahorraron palabras para retratarlas en sus libros como algo más que un rasgo fisonómico o ese simple dolor, al que se suele llamar "dolor de muela". Martín Amis, otro escritor desdentado, en su libro Experiencia, da una explicación sobre la comunidad de escritores de dientes postizos que describieron dicha experiencia existencial, afirmando "mi herida es mi boca"


Juan Manuel González Miranda
Odontólogo, Pontificia Universidad Javeriana
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