En la práctica diaria del odontólogo se pueden presentar a consulta pacientes con diabetes, por lo que es necesario e importante estar conscientes de las consideraciones en el manejo médico y dental para esta extensa población de pacientes.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Diabetes de tipo 1: (también llamada insulinodependiente, juvenil o de inicio en la infancia). Se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta hormona.
Diabetes de tipo 2: (también llamada no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta). Se debe a una utilización ineficaz de la insulina. Este tipo representa el 90% de los casos mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo y a la inactividad física.
Diabetes gestacional: Es un estado hiperglucémico que aparece o se detecta por vez primera durante el embarazo.
El contacto con pacientes diabéticos en la consulta dental deben ser subclasificados en las siguientes seis categorías:
• Pacientes sospechosos: Aquellos que por su condición bucal, pudieran sugerir diabetes: destrucción periodontal desproporcional al volumen de irritantes locales o a edad temprana, abscesos periodontales múltiples, repetitivos, o ambas, macroglosia, resequedad bucal, aliento de tipo cetónico. Pacientes asténicos con pérdida reciente y acelerada de peso. Parestesias en extremidades.
• Pacientes de grupos de riesgo: Con historia de intolerancia a la glucosa o diabetes gestacional, antecedentes de diabetes familiar de diabetes, edad de 45años en adelante, obesidad, presión arterial >140/90mmHg, valores elevados de colesterol/triglicéridos y otras enfermedades de tipo autoinmunitario.
• Pacientes diabéticos no controlados: Quienes hayan sido diagnosticados, pero no siguen régimen terapéutico alguno o lo han abandonado voluntariamente por la falsa sensación de bienestar.
• Pacientes diabéticos estables: Los que parecen responder adecuadamente a la terapia indicada. El paciente que presenta diabetes controlada no tiene restricción alguna en la extensión del plan de tratamiento odontológico y pueden ser tratados igual que los pacientes no diabéticos, los procedimientos deben ser breves, atraumáticos y con el menor grado de estrés posible.
• Pacientes diabéticos mal controlados: En estos pacientes se observan signos y síntomas que sugieren una respuesta deficiente, por probable dosis o elección farmacológica inadecuada; esto acontece también cuando el diagnóstico de diabetes es reciente y la dosificación está en proceso de ser determinada. En este grupo están también los pacientes indolentes que no se someten adecuadamente a las indicaciones médicas.
• Pacientes lábiles: Los que a pesar del trabajo médico comprometido y cooperación del paciente son altamente sensibles a las descompensaciones.
La salud bucal es un componente importante que no puede separarse de la salud general del paciente, por lo que el odontólogo y el médico deben trabajara en conjunto. Si llega a consulta un paciente diabético no controlado se debe remitir al médico tratante y no realizarle ningún procedimiento odontológico.
Es responsabilidad del odontólogo educar a los pacientes diabéticos que están bajo su atención e insistir en que acudan periódicamente a las citas control, especialmente en aquellos pacientes a los que se haya realizado un tratamiento protésico.
Por último, siendo el odontólogo un miembro integral del equipo médico, puede aconsejar a los pacientes con diabetes a dejar de fumar, a tener una dieta sana y una buena higiene bucal.