martes, 22 de noviembre de 2011

El Perro es el mejor modelo para estudiar las Enfermedades Periodontales

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Perros y humanos tienen mucho en común. Por ejemplo, la enfermedad de las encías. Esta afección es muy similar en ambas especies y, por lo tanto, los canes constituyen el mejor modelo para estudiarla.
Así lo indica una reciente revisión de trabajos de investigación con estos animales, publicada en la revista Veterinary Journal por científicos de la Universidad portuguesa de Tras-os-Montes e Alto Douro. La raza más elegida es el Beagle, un sabueso de gran capacidad olfativa que se utiliza para cazar en grupos o jaurías. Otras ventajas de estos perros son su pequeño porte, su temperamento dócil y sus dientes y tejidos periodontales, que se asemejan en tamaño y características, en forma respectiva, a los de los humanos.
El uso de animales como modelo experimental permite comprender el origen y la evolución de la enfermedad de las encías, validar las hipótesis desarrolladas en torno de este mal y comprobar la eficacia y seguridad de los nuevos tratamientos que se aplicarán en humanos.

Miriam Bermolén, doctora en Odontología y especialista en este campo, explica: “Las investigaciones con perros proponen determinar las causas de las enfermedades dentales y las respuestas inmunoinflamatorias del organismo, como la producción de anticuerpos y otras moléculas”. Y agrega que contribuyen a conocer cómo se desarrolla este trastorno, que es inicialmente infeccioso y alberga a más de 300 bacterias, de las cuáles, hasta el momento, solo se identificaron 30.
Otras especies que se utilizan para estudiar este padecimiento son los primates, las ratas, los hamsters, los conejos y los hurones, entre otros. Sin embargo, hasta ahora, el que resultó más conveniente y brindó los mejores resultados es el mejor amigo del hombre. 
Encías caninas y humanas: blancos para las infecciones
Ciertas moléculas salivales permiten a los microbios de la boca adherirse a los dientes formando una placa. Para esto utilizan también sus propios productos de desechos. El cepillado y el uso de hilo dental eliminan gran parte de este sedimento. Pero cuando no se quita, se endurece y se forman depósitos de sarro, que el cepillo no logra remover. Solamente el odontólogo puede extraerlo.
Para entender cómo se origina la gingivitis, Bermolén recuerda lo que sucede cuando una persona se pincha un dedo: éste se pone rojo, se hincha y duele. “En la boca, la permanencia de los productos bacterianos estimula la inflamación de los tejidos, la piel de la encía o “gíngiva” se lastima y entonces sangra. Con el tiempo, sino se trata o si el tratamiento no es el adecuado, se extiende a los tejidos más profundos que rodean al diente y al hueso. Esto se denomina periodontitis”, explica.
La especialista advierte que no tratar la periodontitis es un riesgo, ya que el deterioro de tejido es irreversible y, eventualmente, se pueden perder las piezas dentales. Además, destaca que estas infecciones son una importante fuente de bacterias, toxinas y otras moléculas que al entrar al torrente sanguíneo pueden colonizar otros órganos  y afectar la salud.
Fuente : Revista Veterinary Journal 
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