Como sucede con los otros usos del botox, en odontología también cumple una buena función cuando se trata de restablecer la salud. Se ha comprobado, indica el doctor Carlos Vélez, que es ideal para controlar dolores musculares en pacientes bruxómanos. También es oportuno su uso, cuando se van a hacer cargas a los implantes de oseointegración y se introducen los tornillos en el hueso para que el paciente no presione tanto el músculo.
Igualmente se hacen estudios de aplicación de esta toxina en pacientes con cierto problema de articulación temporomandibular, cuando tienen una hipermobilidad en la mandíbula, es decir, una apertura demasiado amplia y se bloquean. El botox, en este caso genera un limitante en los ligamentos.
Como en el uso cosmético, el botox en odontología no es un tratamiento definitivo, pues requiere de una nueva aplicación una vez haya terminado su efecto, que puede ser de unos cuatro meses. Para la aplicación de botox, el profesional de la odontología requiere de un entrenamiento especial para evitar riesgos o se puede hacer en conjunto con un profesional de la medicina certificado en este procedimiento.
Las contraindicaciones van para los pacientes con historial de alergias muy marcadas, con antecedentes de problemas dermatológicos, mujeres embarazadas y niños.
Efectos adversos:
La infiltración de Toxina Botuliíca tipo A es muy segura si es realizada por un Cirujano Plástico, ya que conoce perfectamente toda la anatomia de la cara. Esto evitará complicaciones como la ptosis (caída) del párpado superior o diplopia (visión doble), como consecuencia de la inyección de los músculos no indicados.Algunos de los efectos adversos que puede presentar el paciente son:
Dolor e inflamación a nivel del sitio de infiltración.
Dolor de cabeza.
Nauseas.
Estas molestias aunque no son comunes en todos los pacientes, pueden estar presentes, pero las mismas desaparecen con el paso de las horas.
Contraindicaciones:
Miastenia grave
Enfermedades neuromusculares.
Alergia a la albúmina humana.
Alergia a la toxína botulínica.
Embarazo o período de lactancia.
Ingestas de alcohol en la última semana antes del tratamiento.
Ingesta de aspirina o antiinflamatorios en las 2 últimas semanas previas al tratamiento.