sábado, 5 de noviembre de 2011

“El odontólogo debe aprender del paciente”

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Uno de los problemas más visibles de la odontología latinoamericana es el síndrome de desgaste profesional, el cual afecta incluso a los que llevan tan solo dos años de egresados porque no tienen las herramientas necesarias para sacar adelante una clínica dental, afirma el Dr. Juan Sanmartín.


En cierta medida se trata de un problema producido por el aislamiento social en que trabaja el odontólogo, que no le deja ver o entender la parte psicológica de cómo los pacientes adoptan sus decisiones, aquello que verdaderamente desean cuando entran en el consultorio.
El resultado en muchos casos es que los pacientes no acuden o regresan al consultorio y el profesional sufre paulatinamente de este síndrome de desgaste en el cual a pesar de tener un amplio conocimiento clínico no consigue salir adelante económicamente.
Ponerse en el lugar del paciente
La vida de un paciente está llena de eventos como cumpleaños o fallecimientos, situaciones familiares y económicas que hay que tomar en cuenta. Si uno no conoce estos detalles es muy difícil ofrecer un tratamiento a largo plazo que vaya a funcionar, explica el odontólogo.Sanmartín es partidario de utilizar fórmulas como las que se usan en Estados Unidos, que ofrecen por ejemplo una garantía de cinco años en coronas, “pero combinado siempre como visitas de mantenimiento periodontal para que el paciente participe activamente en esa sociedad que hay que establecer entre paciente y odontólogo”.
Se aconseja evitar siempre usar vocablos como “tienes” o “debes” que denotan un autoritarismo que no es conducente a construir una relación de confianza con el paciente.
El odontólogo detecta desde la consulta inicial a partir de sus preguntas “qué es lo que quiere y por qué lo quiere” y eso te “da los criterios para ofrecer un tratamiento enfocado en los deseos, las necesidades y las expectativas del paciente. Mi papel es orientarlo sobre cuál es la mejor secuencia sobre cosas que él mismo definió”.“El paciente sigue buscando aquél odontólogo o médico de cabecera de antaño que sabía los nombres de los hijos, de las mascotas, a qué escuela iban, etc. Es decir, a un asesor de salud en el que se tiene completa confianza”, agrega.
Y concluye diciendo una verdad que pocos están dispuestos a oir: es el odontólogo quien tiene que aprender del paciente y no al revés”.
Fuente: Dental Tribune


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